martes, 12 de mayo de 2009

Viernes 17

El viernes 17 nos levantamos tarde, tomamos un buen almuerzidesayuno y fuimos hacia el Museo del Prado.



Por cierto hacia frío y llovía (por si no se lo esperaban)

Mucho rato en el Prado, diversas anécdotas y muchos cuadros.

Para comer chopped, no había pan. El pan ya era lujo.

Vuelta al prado.

Para ver la exposición del Delfín en el sótano del Prado, había un magnifico ascensor y un salva escaleras para susodicho tramo.
¿Dónde esta la pega?

Presionas botón esperando que el que el aparato funcione…

*disculpen, perdonen, señores friki-lectores que me he acordao de una anécdota de la cola (fila) siempre igual, estábamos en la fila cuando una señora, amablemente, nos pidió permiso para pasar, alegando que no iba a coger entrada sino a preguntar una cosa un momento, lo cual nos pareció bien, la señora cumplió su palabra, ¡y encima dio las gracias!

La anécdota viene ahora era por poneros en situación: justo delante mío tenía dos culos, kiodecir desde la altura de un cojo lo primero que se ve es la cadera, en este caso los culos pertenecían a dos chicas entre 18-35 años Culo nº1 (18) asiática, véanse, ojos rasgaos; Culo nº2 (35) europea, pero del este, aprecien el acento. La alumna japonesa (espero que no se ofenda ningún chino) pregunta a su maestra chapurreando un español decentillo:
“¿Maestra, porque se salta la fila?”


A lo que la ella responde: “Es que estamos en España”

No se si lo comenté con el tato, pero me pareció una situación interesante vista por 3 culturas diferentes:

1. Ellas se indignaron un poco, más la japonesa claro, porque no nos conoce, y la otra no tanto porque ya venia sobre aviso.
2. A nosotros no, por que nos pidió permiso amablemente y ¿Por qué mas?




Aaaah, ya! porque semos españoles.



Perdón por esta “pequeña” cuña de texto de mas de 19 líneas, esto… ande estaba??
Son las cosas del directo…
Me repito pa que no busquéis…
Para ver la exposición del Delfín en el sótano del Prado, había un magnifico ascensor y un salva escaleras (aparato anexo en algunas escaleras para montar la silla de ruedas y así poder usar las mismas con menor posibilidad de batacazo) para susodicho tramo.
¿Dónde esta la pega?
Presionas botón esperando que el aparato funcione y claro te ilusionas… y más un cojo. Pero no, no funciona
(a que os viene a la cabeza la frase de la profesora (*véase anécdota anterior))
yo, grito a los seguratas (como si estuviera solo) y SI, ni caso,
Carlos sube las escaleras (era evidente) y lo que viene lo cuento gracias a su relato posterior:


Le pregunta al segurata:

“Por favor ¿podría bajar alguien para subirnos el salva escaleras?”

(Lo mira, se miran)


Y el segurata dice:

“NO” (con toda su cara)


El tato le responde: (con educación)

“Pues llame a alguien que pueda “


(El muchacho coge el walki y llama) baja el tato e informa.

Al rato baja una chica, a la cual le tuvimos que decir nosotros cómo se utilizaba el aparato, bajamos el tramo, cual fue nuestra sorpresa al encontrarnos con ¡OTRO! pero SIN salva escaleras, rampa, NI NÁ, total me bajo el tato acuestas.

Todo mu bonito, la subida fue mejor del brazo de mi hermano y del vigilante de la sala.


Un show.



Si, todo muy bonito pero acabe asta los…

Después de que Pablo me suplicase salimos del museo y nos fuimos a buscar tiendas de comics.

La primera bien, decentilla, lo malo los escalones gigantes (el pablo se compro una taza del lobezno y un piolet para la próxima visita) la segunda tienda a ras de suelo, pero la atención al publico brillaba por su ausencia, (si es que lo queremos tó)

Como mi acompañante tenía todavía ganas de museos, pasamos a la Casa Encendida para ver una exposición fotográfica del MOMA.
Lo de tener ganas de ver museos iba de coña pero no me arrepentí.

Descansamos en el hostal.

Cenamos en un bar porque Pablo se empeñó.
Solo quería algo calentito, incluso amenacé con ir a cenar solo. Carlos lo puede corroborar.

Corroboro corroboro

A dormir

1 comentario:

F. CRUSELLAS dijo...

Ya perdonaréis, me he reído a mandíbula batiente, por no llorar.
Realmente estamos en el país del esperpento, la picaresca, la desidia, la mala hostia, la dejadez, la paranoia, el absurdo, la estupidez, la vergüenza más absoluta e innombrable. La hijoputez más sangrante.
Ciertamente o lo enfocas desde el sentido del humor (amargo y escéptico, obviamente, no queda otra) o te coges una recortada y te vas cargando semovientes según entra el día.
Un abrazo.